Jujutsu Kaisen es un manga publicado en la Shonen Jump escrito y dibujado por Gege Akutami. Su serialización inició en 2018 y continua hasta el día de hoy (desgraciadamente entrando en hiatus hace relativamente poco, cuestión que esperamos que no se extienda demasiado). Como suele ocurrir (concretamente con el público occidental) gracias a la adaptación del manga a un anime, su consumo ha aumentado considerablemente.
El anime es producido por el estudio MAPPA y no tardó en volverse de los estrenos más importantes de la temporada de otoño de 2020, al punto que adquirió un estatus relevante como nueva obra shonen, consolidándose fuertemente en el mercado. Tanto así que a la fecha de abril de 2021 se cuentan más de 45 millones de copias vendidas del manga1, y ya se ha confirmado una película en producción2.
Sin embargo, debido a su demografía, algunos consumidores no han tardado en señalar los obvios tropos que la serie utiliza3. Este aspecto ha sido suficiente para que la obra sea desligada de un análisis más profundo, ignorando ciertos aspectos de su mensaje algo más sutiles y complejos, que son los que a mí me gustaría desentramar. A mi parecer, la obra busca desde su uso de ciertos tropos de los shonen de pelea, romper con ciertas ideas establecidas, concretamente en lo referido a prácticas culturales tradicionalistas de Japón.
En mi análisis, procederé a aplicar los conceptos de Antonio Gramsci de “hegemonía” y “filosofía de la praxis”, en relación a aspectos que pude observar en la serie, concretamente en el personaje de Satoru Gojou. Me valdré también de algunos conceptos de Pierre Bourdieu para explicar el “poder simbólico” que se puede apreciar en algunos aspectos estructurales que exhibe el manga. Por último, me gustaría enfocarme en la retratación de Nobara Kugisaki y la sororidad que esta expresa ante la situación misógina a la que Maki Zenin se ve sometida por ciertas redes de poder familiar patriarcal y tradicionalista las que esta nació y creció.
Por cuestiones de practicidad, me limitaré solo a lo que ha adaptado la primera temporada del anime, por ende, este blog contiene spoilers de esta. Analizar el manga entero haría este proceso más largo y complejo, por lo que obviare los sucesos posteriores al capítulo 63 del manga (episodio 24 del anime) y lo que ocurre en la precuela, cuya película todavía no se ha estrenado.
Setting del mundo
Para dar inicio a la cuestión, me gustaría plantear algunas observaciones que creo es importante tener en cuenta a la hora de analizar la serie. Jujutsu Kaisen no tarda mucho tiempo en exhibir la “realidad oculta” en la que operan los personajes. El mundo de los jujutsus (término que podría traducirse a “hechiceros” o “chamanes” pero prefiero utilizar la terminología original de la serie para no generar confusiones), es desde el vamos, bastante marginal. Esto queda planteado en los primeros capítulos, que vemos como Itadori tiene que insertarse a este mundo oscuro que no se muestra a la gente que es incapaz de ver las maldiciones ni manifestar la Juryoku (energía maldita). Ese aspecto difiere bastante de varios otros shonens famosos, como Boku no Hero Academia, o Naruto, donde toda la sociedad es consciente de la situación dónde se utiliza cierto poder.
Cabe aclarar, que este mundo oculto es el que tiene que encargarse de que las maldiciones no hagan estragos en la población general. Por lo tanto, sin el conocimiento de las personas del común, son los encargados de mantener la estabilidad en Japón. Digo Japón, porque la serie es bastante clara al determinar cómo la esfera de acción de los personajes está limitada únicamente a la península nipona.
Sin embargo, esa marginalidad (también expresada por el hecho de que haya solamente dos escuelas de jujutsus en toda la península, y que estas no tengan más de diez alumnos cada una) no exime a este tipo de organización de ser una estructura tradicional que está amparada por un sistema de clanes. La representación de estos recuerda bastante la aristocracia que se consolida en el período Heian y que existe hasta la Restauración Meiji, y su permanencia longeva en Japón queda bastante explicitada, concretamente al final de la temporada.
Un ejemplo de la situación temporal puesta en juego. Capítulo 60 y Episodio 24.
Estos clanes son los que conforman lo que Gramsci denominaría “sociedad política”, concepto que se puede definir burdamente como; “instituciones que ejercen un dominio directo en la sociedad”. Para facilitar el entendimiento, se suele pensar a esta como un sinónimo del estado como lo conocemos, ejerciendo control sobre sus miembros. Coexiste a su vez con la “sociedad civil”, que está compuesta por: “organismos que contribuyen a la formación de la consciencia social y política”. Se encuentran fuera del aparato de dominio directo, y uno de los ejemplos que se suele asociar a esta esfera, suelen ser las instituciones educativas. Por ende, está más que claro que los dos colegios que nos muestran son la representación de esto. Los dos conceptos que explique, son los que en su conjunto forman la “hegemonía cultural”. Procederé a explicar como esta se articula con cuestiones de la serie
Hegemonía cultural en Jujutsu Kaisen
La hegemonía es básicamente una manifestación estructural que implica poder y dominio político y ese hecho claramente incidirá en cómo se moldea la cultura que está bajo esa estructura. En resumen, en el mundo de Jujutsu Kaisen, la clase política dominante se encarga de dirigir a ciertos japoneses que poseen la capacidad de combatir contra las maldiciones que aparecen esporádicamente por la manifestación de emociones negativas de la península.
Jujutsu Kaisen es bastante consciente de la temporalidad histórica en la que se inserta, y no tarda en dejarnos claro que el problema de las maldiciones es casi más antiguo que los clanes.4 El hecho de que la obra esté en un tiempo determinado histórico es fundamental para entender el funcionamiento de la hegemonía cultural, pues esta depende ampliamente de las condiciones históricas previas y actuales para fundamentar su existencia y la construcción de su estructura. Por ende, la amenaza de las maldiciones, es lo que justifica las acciones de esta clase dominante que controla a los jujutsu sin poder político, que en este caso serían los alumnos o algunos trabajadores como Nanami o Ijichi.
Estos accionares, sin embargo, no ocurren en un ambiente agradable y pacífico. No solo nos dejan en claro que es un mundo del que cuya existencia saben unos pocos, sino que es un trabajo que el mismo Satoru Gojou describe como un “infierno”5, y constantemente se habla de cómo los jujutsu tienen que salir en misiones muy difíciles de cumplir y como tienen poca mano de obra (ver imagen anterior a este párrafo). Este último hecho lo sabe hasta Nobara que está en ese mundo desde casi el mismo tiempo que Itadori. No solo la cuestión de la alta posibilidad de muerte es traída a colación muy rápido (concretamente luego de que Sukuna haga que Itadori se muera en frente de Megumi, cosa que demuestra que la muerte de adolescentes es algo común) sino que es un tema que genera muchísimos dilemas mentales muy fuertes en algunos alumnos, cuestión que no ayuda a hacer el trabajo muy ameno.
No voy a indagar mucho en las interpretaciones que tiene la serie de la muerte, porque eso es otro tema, pero creo que es importante remarcarlo para visualizar las condiciones laborales a las que se ven sometidas los jujutsus por la clase dominante. La cual, se supone que aboga por erradicar las consecuencias del desfasaje emocional nipón, sin embargo, su estructura de poder se ha visto incapaz de eliminar a la representación de la maldad encarnada y al tradicionalismo más virulento: Ryomen Sukuna.
Ustedes se preguntarán… ¿Qué tiene que ver esto con el cuestionamiento de la hegemonía? Ahora vamos a eso. Si bien Sukuna no aparece muy seguido, las declaraciones que hace muestran un fuerte apoyo a accionares violentos, jerarquizantes, y hasta misóginos, por lo que quedan claras sus intenciones muy rápidamente.
Esto más su poder, es una amenaza para el orden de la península, y es el que da punto de partida a varios de los conflictos de intereses que se dan entre miembros de esta clase que dirige a la sociedad civil (los colegios, que están a merced de órdenes que se hagan desde arriba). Y es aquí donde entra la postura de Gojou, o como yo lo llamo “filósofo de la praxis disidente”.
Gojou es una figura clave, y no solamente por los poderes que tiene. Él es el primero que toma cartas en el asunto respecto a la situación de Itadori con Sukuna, y es este hecho el que nos permite entender su postura en la estructura en la que se encuentra. Es la figura clave del cuestionamiento a la hegemonía de las acciones de los jujutsus y la serie no tarda en dejarlo claro. En la imagen de abajo veremos una de sus declaraciones más interesantes, que explicitan bastante las ideas políticas de Gojou.
Uno podría invalidar todo mi abordaje diciendo que Gojou es simplemente un ególatra que no le importa nada. Y si bien se puede notar un importante ego en su persona, eso y las cosas que hace son lo que, bajo mi interpretación, lo establecen como un “filósofo de la praxis”, concepto que analizaremos ahora mismo.
Gojou, la filosofía de la praxis y el poder.
Antes de explicar, sin embargo, debemos retomar la idea de los clanes como clase dominante. Para entender el concepto, tenemos que tener en cuenta que Gojou pertenece a esta clase que se encarga de organizar la estructura de los jujutsus, particularmente en el colegio de Tokio. Sin embargo, no solo tiene un estatus especial por su increíble poder, sino por la postura que este toma comparado al resto de miembros de su clase, la cual podemos ver en múltiples ocasiones que causa estragos en el resto de la sociedad.
Aunque antes de explicar cualquier cosa ¿Qué es la filosofía de la praxis? ¿Y cómo esta se relaciona con Gojou y su forma de ser?
Para explicar esto tenemos que saber cómo Gramsci entiende la filosofía. En su obra El Materialismo Histórico y la Filosofía de Benedetto Croce, una de las primeras cuestiones que plantea es la de que cualquier hombre puede ser filósofo. La filosofía manifiesta una coexistencia entre pensar y obrar (en otras palabras, realizar acciones) y este obrar siempre es político. Por ende, la filosofía de cualquier individuo, está cargada de materia política.
Desde ya, tenemos un importante énfasis en la acción. Entonces el filósofo debe orientarse a ella. Sin embargo, es consciente de un hecho que hay que tener en cuenta, la mayoría de personas con materia política y filosófica formada suelen ser de clases intelectuales (en resumen, elites, que en este caso serían los clanes). Este mismo hecho es el que hace que se desarrollen corrientes políticas que dejen afuera a las clases que no pueden acceder al conocimiento (los Jujutsu laburantes, y los alumnos, al menos no de entrada). Por lo tanto, él cree que el movimiento filosófico ideal, es el que abarca a las clases externas a las elites. Y es aquí donde entra la cuestión de la filosofía de la praxis.
Este término lo podemos traducir literalmente como “filosofía de la práctica” y su finalidad es de hecho; superar el modo de pensar anterior y debe ser elaborada “en base a la vida práctica” (la existencia real, si se quiere simplificar). Vemos aquí que se persiste con este hecho de la filosofía manifestada en la vida práctica para que esta transforme las condiciones de existencia de uno.
¿Cómo aplica esto a Gojou? Creo que hay una cita que lo explica muy bien.
“La consciencia de formar parte de una determinada fuerza hegemónica (esto es, la conciencia política) es la primera fase para una ulterior y progresiva autoconciencia en la cual teoría y práctica se unen finalmente”6
En resumen, hace falta tener una consciencia de la situación en la que está uno para poder unir ambas partes del pensamiento y llevar adelante este tipo de filosofía. Gojou, evidentemente tiene consciencia, y no solamente por su poder, sino por el rol de maestro que ocupa en el colegio. Él es el representante de esta clase intelectual que busca vincularse con gente cuyo conocimiento sobre la situación que condiciona a todos es muchísimo menor al que él posee, en este caso, sus alumnos, a los que considera potenciales agentes de cambio.
Gojou aboga por cambiar la situación educando, por ende, esa es la acción que realiza para poder concientizar a sus alumnos de la situación en la que se encuentran. Sabe que si fuera por él podría hacerse con el poder ejerciendo la violencia contra toda la clase política sacándola de ahí y cambiando toda cuestión con la que él está en desacuerdo, pero sabe que ese método solo le traerá problemas. Por eso mismo, es partidario de hacer un cambio en la cultura jujutsu concientizando a los jóvenes y dejando vivo a Itadori tras comerse los dedos de Sukuna, cuestión que le traerá bastantes problemas en su relación con otros miembros que también operan en la sociedad civil del colegio (concretamente, con el director de la escuela de Kyoto, visto en la imagen anterior).
En esta cuestión educativa, Gojou está de acuerdo con Yaga, el director de la escuela de Tokio
El educa, porque cree que la sociedad política de los jujutsus no hace más que deshumanizar a los trabajadores, y esto concretamente se ve cuando en el arco de intercambio entre las escuelas, a los alumnos de Kyoto se les manda a matar a Itadori por tener a Sukuna dentro, hecho que nadie cuestiona (salvo Miwa, y Toudou). Este caso demuestra las diferencias en las formas de educar de ambos colegios. Si bien se puede ver que los alumnos no siempre se toman en serio a Gojou, creo que no es errado deducir que ciertas medidas tomadas por él hacen que los chicos tengan un mayor sentido de compañerismo y empatía respecto a Itadori y su situación particular.
En resumen, Gojou lucha por cambiar la estructura y las mentalidades, para que exista un futuro mejor en ese campo de trabajo. Él concibe su situación histórica para modificar este ambiente cultural en el que está. Este hecho también lo aplica a la cuestión de la clasificación por poder. No me extenderé demasiado en esto, pero me parece interesante plantear la idea de “poder simbólico” de Pierre Bourdieu en este ámbito.
La cuestión de los “grados” de poder en Jujutsu desde su planteo es bastante estándar (mientras más poder tengas más alto va a ser tu grado), pero como suele ocurrir en la mayoría de sistemas de poder que se presentan en animes (véase Kimetsu no Yaiba o Naruto) estos dejan de tener importancia rápidamente. Sin embargo, el cuestionamiento a este es bastante más explícito, y cómo no, lo hace Gojou.
El mismo manga tampoco se toma muy en serio estas definiciones, explicándolas de esta manera.
Uno podría interpretarlo de dos formas. La primera es que Gojou ya tiene tanto poder que se escapa totalmente de este sistema (cosa que no es falsa) y la segunda es que, si bien puede tratarse de una categorización orientadora, la selección en muchas ocasiones no es justa e “imparcial” como se supone que debería ser. No solo porque según Gojou, las nuevas generaciones harán que ese sistema esté obsoleto, desde el lado de los jujutsus, sino porque tampoco hay una efectividad cualitativa para entender a las maldiciones de manera precisa (el mejor ejemplo de esto, es cuando los tres adolescentes protagonistas van al hospital mental y ya se encuentran con una maldición de supuesto “grado especial” cuando se supone que ni están preparados para aquello)7.
Burdamente, podemos decir que es una “objetividad” definida por cierta “subjetividad” estructural, por lo tanto, está fundada en el sistema de poder. Bourdieu mismo menciona como “la clase dominante es el lugar de las luchas por la jerarquía de principios de jerarquización” (en resumen, que la clase dominante lucha por cambiar los principios que consolidan una la jerarquía) aspecto que explica bastante la posición de Gojou respecto a esta estructura de calificación, que hasta puede ser considerada degradante y deshumanizante. Es un sistema que lo producen y lo difunden estos especialistas en la profesión de los jujutsus, intentando así imponerlo como un dogma.
No está de más recalcar lo obvio, los encargados de moldear este sistema son la clase dominante de los clanes. Interesante es el hecho de que el mismo Gojou no tiene la capacidad de promover de categoría a los alumnos, por lo tanto, es posible que esto sea una evidencia de la poca confianza que le tienen los otros miembros de la sociedad política a él por sus ideas a pesar de su increíble poder jujutsu. Me parece interesante también traer a colación que Bourdieu mismo habla de cómo los sistemas de calificación reproducen rangos directamente ligados a la política8, por ende, la relación no es tan descabellada
En resumen, el poder se define por una relación entre los que ejercen el poder, y los que lo deben sufrirlo, aspecto que puede relacionarse tanto con las maldiciones (las que podríamos decir que son las “verdaderas víctimas” de todo este aparato) o a los trabajadores. Por lo tanto, se trata de una difusión de una creencia determinada que termina afectando a una estructura en su totalidad.
Todo esto, se puede ver evidenciado más claramente en la situación de Maki Zen’in, quien es considerada del grado más bajo de todos, pero sin embargo la serie no tarda en mostrarnos la capacidad que tiene a pesar de que no tenga nada de energía maldita. Este hecho es el que hace que la subestime su clan. Cosa que da cabida a uno de mis planteos favoritos de la serie, que procederé a explicar ahora.
La misoginia y la denigración hacia la mujer que ejerce el clan Zen’in
Si bien la información que se tiene del clan Zen’in en la primera temporada del anime no basta para hacer un análisis más exhaustivo de la forma de vida de esta clase política (esta cuestión de hecho se ha vuelto a tocar más en detalle en el manga), las situaciones que afectan a los involucrados en los clanes, distan enormemente de ser ideales.
Maki Zen’in es una chica de segundo año que también está entrenando en el colegio de Tokio para ser jujutsu. Al poco tiempo que ella nos es introducida, se nos deja en claro que su forma de pelear es distinta a la de la mayoría de personajes exhibidos, pues a pesar de no poseer absolutamente nada de energía maldita, es una excelente luchadora con una capacidad física que supera a la de la mayoría de sus compañeros. Sin embargo, ese simple hecho (además de que es mujer) hacen que su clan la subestime y la tengan en el grado de más baja categoría.
Aquel aspecto es discutido tanto por Gojou, que siempre disfruta de cuestionar lo que dicen las autoridades de los clanes, cómo por Nobara, que inmediatamente sabe de la situación familiar de Maki, empatiza con ella. Incluso Miwa, una de las chicas del colegio de Kyoto, llega a mencionar que su clasificación como jujutsu de grado cuatro es ilógica, sobre todo luego de ver su capacidad de pelea.
Toda esta subestimación que recibe Maki por su situación física particular, está relacionada a su historia y a su familia. Esto se expone cuando se nos muestra el flashback de Mai y Maki de niñas, dónde vemos por qué su relación se encuentra tan dañada. En ese caso, se puede ver una importante misoginia del clan Zen’in, al denigrarla por no poder expresar la energía mágica y no querer atenerse a la jerarquía del clan. Es por esto que Mai tiene sentimientos encontrados con su gemela, que ha decidido establecerse en contra de la sociedad política.
El sufrimiento de Mai, sin embargo, no solo tiene que ver con los complejos que le transmite su hermana (y ciertas cuestiones de habilidades, en las que no voy a indagar acá). Una de mis escenas favoritas de toda la serie es el intercambio que tienen Nobara y Nishimiya (otra de las alumnas de Kyoto) en el cual en base a la situación de Maki, se expone el estatus de la mujer en el mundo jujutsu.
La discusión entre estas dos chicas se da en simultáneo a como la obra nos cuenta lo que ha sufrido Mai por la decisión de Maki de no atenerse a lo que le imponía la estructura familiar. Las dos chicas fueron excluidas de ella, tanto por su forma de pelear, como por el hecho de que Maki no quisiera atenerse a una vida como sirvienta, hecho que a Mai le molesta considerablemente.
Nishimiya sale en defensa de la situación de Mai, exponiendo claramente cómo la pasan las mujeres en el mundo jujutsu y la desventaja en la que esta se encuentra con su familia. Las expectativas que se tienen sobre ellas, no son las mismas que las de los hombres, teniendo que ser tanto habilidosas, como también, bonitas. Este doble estándar no resulta extraño si tenemos en cuenta el usual machismo que se aprecia cuando las mujeres aspiran a ejercer en estructuras laborales. También, demuestra una postura hegemónica de la sociedad política, la cual es mucho más crítica con todo lo que le pasa a las mujeres.
Nobara sin embargo, no comparte la visión de Nishimiya. Kugisaki lo que hace es reivindicar esas cuestiones que para Momo son negativas y acomplejan a la mujer, pero que a Nobara la hacen ser la jujutsu que es. Sin embargo, si tenemos en cuenta que empatiza bastante con la situación de Maki, es preciso asumir que no está a favor de la discriminación de género que hace su senpai sea subestimada. Nobara plantea su postura con imposición, y es sumamente enfática en su desagrado por la diferencia constante que se hace entre chicos y chicos.
Nobara está resignificando una idea que cuando es aplicada por gente superior, puede resultar condicionante y opresiva, sin embargo, al apropiarsela, solamente decide usarla consigo misma, sin imponersela al resto. Cree incluso que Nishimiya le está imponiendo ese discurso de cómo “debe llegar a ser una mujer”, y por eso mismo es que se enoja y no tarda en salir en su contra.
Como bien podemos ver, tanto Nobara como Maki enfrentan distintas situaciones en las que se plantan en contra de cierta idea que forma parte de la hegemonía cultural, que le pide más requisitos a las mujeres que a los hombres a la hora de ser jujutsu. Me parece prudente, además, aclarar que el objetivo de Maki, es de hecho volverse la jefa de la familia Zen’in, por lo tanto, quiere cambiar a la sociedad política que la marginalizó. Sus perspectivas de cambio no están muy lejos de ciertos planteos que tiene Gojou, incluso me atrevería a decir que hasta están mejor focalizados hacia el futuro que los de “el jujutsu más poderoso”.
Conclusiones
No creo que haya mucho más que analizar, aunque sí existen determinadas cuestiones que también podrían aportar al análisis (cómo el hecho de que Kamo sea hijo de una concubina, o la particular visión de Megumi sobre la justicia), pero creo que no es prudente alargar esto demasiado.
Creo que la serie es bastante clara con lo que quiere expresar, más allá de su sistema de poder complejo que a veces puede resultar más abrumante que interesante. Si tenemos en cuenta además las constantes menciones a que todo pasa en Japón (cuestión que hasta la llega a tocar un secundario como Junpei)9, no es tan descabellado asumir que parte de lo que Akutami expresa en su obra es una crítica a ciertos valores que todavía persisten en buena parte de la sociedad japonesa, cómo el sexismo y la poca consideración que se tiene a cambios estructurales a mayor escala.
Antes de terminar, me gustaría mencionar el valor que le otorga Gramsci al arte. El considera al arte como un medio de expresión fundamental para plasmar los valores del momento histórico en el que el artista se encuentra, los cuales además terminan condicionado de una forma u otra parte de la obra o del mensaje que esta tiene. Este medio, puede hasta resultar útil para plasmar ideas que podrían estar en contra de ciertas prácticas hegemónicas que se dan en el momento histórico de producción de la obra.
Para mí, Akutami es consciente de su existencia histórica, de la situación cultural que afecta a su trabajo y su medio de expresión (el manga) y a la sociedad japonesa en general, y decide expresar esas cuestiones en Jujutsu Kaisen. El hecho de que algunos de los personajes de su obra hagan lo mismo, y tengan conciencia de cómo la sociedad política modifica ciertas cuestiones de la vida diaria y el trabajo (y queriendo modificarlas), contribuye a pensar que Gege Akutami también podría compartir estos ideales. Y su forma de manifestarlo, es con el arte del manga.
No tengo mucho más que agregar. Simplemente voy a cerrar esto con dos cuestiones que representan dos aspectos muy rescatables de la serie, la lucha, y la disidencia de Gojou.
"la historia es una lucha continua de individuos y grupos de cambiar lo que existe en cada momento. Pero para que la lucha sea efectiva, estos individuos tienen que sentirse superiores a lo que existe, capaz de educar a la sociedad". cita de Antonio Gramsci compilada en “Pasado y Presente”.
Referencias:
1「呪術廻戦」5000万部突破！宿儺の指を生成できるグッズなど付いた同梱版も発売. Natalie (in Japanese). Natasha, Inc. May 31, 2021. Retrieved May 31, 2021. Comp. en https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_best-selling_manga#cite_note-80
2 https://www.youtube.com/watch?v=jFulzxZInrk&ab_channel=Shonenzup
3 https://www.youtube.com/watch?v=wcoZmrNWhdY
4 https://jujutsu-kaisen.fandom.com/wiki/Sorcerer_Family#cite_note-3
5 Capítulo 2 Jujustu Kaisen, Tokio, Shueisha, 2018 p.20.
6 Gramsci, Antonio en El Materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce 1971, Buenos Aires, Ediciones Nueva Vision S.A.I.C, p.16.
7 Capítulo 6 Jujutsu Kaisen, Tokio, Shueisha, 2018.
8 Bourdieu, Pierre Sobre el poder simbólico p. 4.
9 Capítulo 19 Jujutsu Kaisen, Tokio, Shueisha, 2018.
Bibliografía:
-Akutami, Gege, Jujutsu Kaisen, Tokio, Shueisha, comp. en 7 volúmenes tankobon 2018-2019 Capítulos 1-63.
-Bourdieu, Pierre, Sobre el poder simbólico pp. 1-6.
-Gramsci, Antonio, El Materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce 1971, Ediciones Nueva Vision S.A.I.C, Buenos Aires pp. 1-110.
- Thomas R. Bates, Gramsci and the Theory of Hegemony, en Journal of the History of Ideas, Vol. 36, No. 2. University of Pensilvania Press, 1975 pp. 351-366
Por Vera Rentero
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